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Cuando aceptar una oferta no basta: una mujer logra 9.000 € por despido implícito tras cambiar de empleo

Una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia se ha convertido en un revulsivo para los derechos laborales: ha concedido una indemnización de 8.927 € a una trabajadora que dejó su anterior empleo tras recibir una oferta laboral —pero su nuevo “jefe” no formalizó nunca el contrato.


¿Qué ocurrió exactamente?

La mujer, viendo una oportunidad a través de un portal de empleo, solicitó un nuevo puesto. La empresa interesada mantuvo conversaciones con ella (por WhatsApp), se comprometió verbalmente a contratarla y tan solo faltaba pactar la fecha de incorporación. Con esa expectativa firme, la trabajadora renunció a su antiguo empleo. Sin embargo, la empresa nunca formalizó la relación laboral. Más tarde, contrató a un familiar, dejando a la afectada sin trabajo, sin paro y sin ingresos.


El fallo judicial y su importancia

El tribunal consideró que existía un “precontrato” válido, ya que ambas partes habían acordado las condiciones esenciales y había un compromiso real de empleo. Por tanto, al no cumplirse esa promesa por causa atribuible a la empresa, la demandante tenía derecho a indemnización.


La cuantía otorgada fue de 8.927 €, distribuidos en dos conceptos:

  • 6.927 € en concepto de ingresos dejados de percibir (salario no recibido).

  • 2.000 € por daño moral, reconociendo el perjuicio psicológico y la incertidumbre generada.


Este caso destaca por reconocer que un acuerdo verbal —acompañado de pruebas como chats de WhatsApp y renuncia del anterior empleo— puede tener valor jurídico suficiente como para exigir responsabilidades a la empresa en caso de incumplimiento.


¿Qué implica este precedente?

  • Mayor protección de los trabajadores: Refuerza que no basta con recibir una promesa: si tú actúas con buena fe y renuncias a otro empleo basándote en un compromiso legítimo, la empresa no puede echarse atrás sin consecuencias.

  • Importancia de conservar pruebas: Conversaciones, correos o mensajes sirven de evidencia. En este caso, los chats privados fueron esenciales para demostrar el compromiso real.

  • Aviso a empresas poco serias: Obliga a quienes contratan a asumir sus compromisos, incluso si el contrato no ha sido firmado. Un simple intercambio verbal —bien documentado— puede generar obligaciones.

  • Alerta para empleados: Antes de renunciar a un empleo estable, conviene asegurarse de que la oferta está formalizada. Si no lo está, conservar pruebas del acuerdo puede marcar la diferencia en caso de conflicto.


La resolución del tribunal muestra que las relaciones laborales no siempre se limitan al papel: la confianza y la buena fe también tienen un peso legal. Este fallo es un recordatorio de que los derechos laborales pueden y deben proteger a quienes actúan de manera legítima, incluso ante incumplimientos contractuales.

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