Es cazado de fiesta estando de baja médica, lo despiden y el tribunal avala el uso de un detective
- Gonzalbes Legal

- hace 5 días
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Un trabajador en situación de baja médica por lumbalgia ha visto cómo su despido era declarado procedente después de que un detective privado lo grabara participando activamente en las fiestas patronales de su localidad. La sentencia, vuelve a poner sobre la mesa hasta dónde pueden llegar las empresas a la hora de controlar posibles fraudes en las bajas laborales.
El empleado, con contrato indefinido y un salario superior a 2.400 euros mensuales, llevaba meses de baja médica alegando fuertes dolores de espalda que le impedían desarrollar su trabajo con normalidad. Ante ciertas incoherencias y la falta de justificantes médicos actualizados, la empresa comenzó a sospechar que la incapacidad podía no ajustarse a la realidad.
Para despejar dudas, recurrió a los servicios de un detective privado. Durante varios días de seguimiento, el investigador grabó al trabajador en las fiestas patronales: bailando, saltando, levantando objetos y consumiendo alcohol, todo ello sin mostrar signos aparentes de limitación física.
Con ese material sobre la mesa, la compañía decidió extinguir el contrato por transgresión de la buena fe contractual, al considerar que la conducta del empleado era incompatible con la situación de baja médica en la que se encontraba.
El afectado no se quedó de brazos cruzados y llevó el caso ante los tribunales. Alegó, entre otros argumentos, que el despido era desproporcionado y que la actuación de la empresa vulneraba sus derechos fundamentales, especialmente su intimidad y su dignidad como trabajador.
Sin embargo, el tribunal entendió que:
Las imágenes se tomaron en espacios públicos, en el contexto de unas fiestas populares, por lo que no existía una intromisión ilegítima en la intimidad del trabajador.
La actividad realizada (bailar, saltar y cargar peso) resultaba objetivamente incompatible con la dolencia alegada (lumbalgia) y con la duración de la baja.
La empresa contaba con un motivo legítimo para acudir a un detective, en el marco de su poder de control y dirección, ante la sospecha de un posible fraude.
La sentencia concluye que la conducta del trabajador supone una quiebra de la confianza y justifica el despido disciplinario.
¿Hasta dónde puede llegar un detective contratado por la empresa?
El caso encaja en una tendencia creciente en España: cada vez más empresas recurren a detectives privados para comprobar si las bajas médicas, el uso del tiempo de trabajo o el teletrabajo se ajustan a la realidad. Los tribunales, y en particular el Tribunal Supremo, han ido marcando los límites de esta herramienta probatoria.
En líneas generales, la doctrina establece que:
El uso de detectives en el ámbito laboral es lícito, pero debe respetar el llamado triple juicio de proporcionalidad:
Idoneidad: la medida debe servir para el fin perseguido (acreditar un posible fraude).
Necesidad: no debe existir otra vía menos invasiva para obtener la misma información.
Proporcionalidad en sentido estricto: el sacrificio de los derechos del trabajador no puede ser excesivo en relación con el objetivo perseguido.
Los detectives no pueden investigar dentro del domicilio ni en espacios claramente reservados a la vida privada (interiores de viviendas, hospitales, centros de rehabilitación, etc.), donde prevalece el derecho a la intimidad.
Sus informes, cuando se obtienen respetando esos límites, se consideran una prueba válida para acreditar incumplimientos laborales, incluidos fraudes en bajas médicas.
Una advertencia para trabajadores en baja médica
Este tipo de resoluciones judiciales envía un mensaje claro a los trabajadores que se encuentran en situación de incapacidad temporal: lo que se hace durante la baja puede tener consecuencias si se demuestra que la actividad desarrollada es incompatible con la dolencia alegada o supone un aprovechamiento abusivo de la prestación.
No se trata de que la persona de baja deba permanecer recluida en su casa, pero sí de que exista coherencia entre el diagnóstico médico y la vida cotidiana. Participar en actividades que implican esfuerzo físico intenso —como bailar, hacer deporte de impacto o desempeñar trabajos paralelos— puede ser interpretado por un juez como un indicio claro de mala fe contractual.
Para las empresas, el caso recuerda la necesidad de actuar con prudencia:
No convertir al detective en una herramienta de control masivo, sino reservarlo para casos en los que existan sospechas razonables.
Encargar investigaciones muy delimitadas, con instrucciones claras sobre qué se puede observar y qué no (nada de domicilios ni lugares reservados a la intimidad).
Guardar y custodiar bien los informes, que solo deberían usarse en el marco de un procedimiento disciplinario o judicial.
Contar, en la medida de lo posible, con asesoramiento jurídico especializado antes de tomar decisiones de despido basadas en este tipo de pruebas.




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